Post date: May 20, 2013 9:47:19 PM
Martha atiende un negocio de compra-venta de oro en el Centro Histórico y ya se acostumbró a lidiar con el dolor de cabeza.
"Lo que más molesta son los gritos de estos tipos que venden lentes, que así están todo el día, hasta duele la cabeza de estar aquí todo el día", dice la joven de 26 años.
Y es que en las calles del Centro Histórico, los niveles de ruido están por encima de lo que establece la Norma en la materia, lo que puede generar daños auditivos, estrés, ansiedad y bajo rendimiento.
En la calle Madero, la cual es peatonal, se registraron 72 decibeles en una medición de los niveles de ruido ambiental, realizada por especialista de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) a petición y en presencia de Reforma.
Mientras que la Norma Ambiental Oficial NADF-005-AMBT 2006, que regula la emisión de ruido de fuentes fijas, establece que los límites máximos permisibles son 65 decibeles.
En el recorrido por esa calle, Reforma ubicó que los negocios Sanborns de los Azulejos, Casas Geo y de productos vitamínicos GNC promocionan sus ventas con bocinas hacia la vía pública.
Y los negocios de ropa Shasa, pizzas Antonello y otro de compra de oro tienen sonido ambiente en el interior de los locales que se puede escuchar hasta la calle.
Salvador Castillo, médico especialista en Audiología y Otoneurología del Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje del Hospital Infantil de México Federico Gómez, alerta que estar sometido a niveles como el registrado en Madero provoca estrés y ansiedad, y prácticamente nadie le da importancia.
Tras realizar investigaciones y seguimientos, los especialistas de la PAOT determinaron que los establecimientos Telas Parisina, Bodega Comercial Mexicana, Mercería del Refugio y la tienda Óptima, de la calle Venustiano Carranza, de forma reiterada violan la norma ambiental.
"En el Centro hay contaminación de ruido casi las 24 horas, lo que no sucede en otras zonas o espacios de la Ciudad", señala José Luis Guerrero, subprocurador de Ordenamiento Territorial.
Durante un recorrido por el Zócalo, Nuria Gordillo, originaria de Málaga, España, aseguró que el ruido que hay en el Centro de la Ciudad muestra la forma de ser de los mexicanos.
"Creo que es muy los mexicanos la fiesta, la algarabía, de eso me doy cuenta y por eso creo que algunos ofrecen gafas con gritos y hay comercios con música, pero realmente no me molesta, no me tengo que tapar los oídos", dijo Nuria.
Señaló que ha estado en otras ciudades, como París, Roma, Lima y Buenos Aires, y en todas hay altos niveles de ruido.
Resisten locales a bajar volumen
En el Centro de la Ciudad de México se superan los niveles de ruido permitido y algunos locatarios se resisten a bajar el volumen de aparatos que utilizan para promocionarse.
En un recorrido realizado con personal de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT) se constató que, en algunos casos, los encargados de los locales que tienen bocinas dirigidas hacia la vía pública le bajan de inmediato al volumen o de plano apagan los aparatos.
Para este ejercicio se eligió a la calle Francisco I. Madero, que es peatonal, para detectar las anomalías.
Jaime Jiménez, subdirector de Dictámenes, Peritajes y Opiniones Técnicas de Ordenamiento Territorial lleva consigo un analizador de espectro o sonómetro, que cuesta cerca de 300 mil pesos, y un tripié.
"Nuestros estudios se basan en la Norma Ambiental NADF-005-AMBT-2006, que determina las condiciones de medición y el equipo que se necesita en fuentes emisoras.
"La norma nos marca dos niveles permitidos 65 decibeles de día y 62 de noche", explicó Jiménez.
En el Sanborns de Los Azulejos tienen colocadas bocinas y una pantalla donde se muestran conciertos, el sonómetro capto 73 decibeles, en promedio, tras hacer una medición de 5 minutos.
Metros adelante, un negocio de créditos de Casas Geo también tiene una bocina dirigida hacia la calle donde se escucha todo tipo de música, la medición alcanzó 76 decibeles.
Se realizó una medición en la esquina de Madero e Isabel la Católica, y el aparato registró un promedio de 72 decibeles de ruido ambiente.
Jiménez señaló que, al momento, se busca crear conciencia entre los ciudadanos para que se den cuenta que los niveles de ruido contaminan el medio ambiente y afectan a los ciudadanos.
"Lo que se busca es que la gente tenga conciencia, porque hay quienes ni siquiera saben que contaminan", comentó.
La PAOT informó que los niveles de escándalo superiores a la norma afectan la salud de los peatones e incluso de los empleados de los negocios.
La dependencia indicó que existen cuatro resoluciones a negocios solicitando procedimientos administrativos en su contra.
En el último año, la PAOT emitió 233 exhortos a comercios formales del Centro para que disminuyan sus niveles de ruido.
Según informes de la Procuraduría Ambiental, durante 2008 y 2009, el promedio de decibeles en el primer cuadro del Centro Histórico era de 70 y en el Metro de 76.
Durante los últimos 11 años, la PAOT ha recibido 3 mil 19 quejas por ruido, de ellas 498 fueron presentadas sólo el año pasado, es decir, cerca del 13 por ciento.
Alerta médico de daños auditivos
Muchos ciudadanos dan poca importancia a los traumatismos por ruido hasta que sufren lesiones auditivas graves, señaló Salvador Castillo, médico especialista en Audiología y Otoneurología.
"En cuanto a la afectación auditiva se encuentra el trauma acústico agudo, generalmente provocado por un sonido de intensidad muy elevada al cual no estamos expuestos habitualmente, como la explosión de un cohete cerca del oído, o exposición a un concierto, fiesta o antro", explicó.
"También hay trauma acústico crónico provocado por la exposición continua a un sonido, pero con afectación diaria durante mucho tiempo, como ocurre con personal de pista en los aeropuertos".
El especialista dijo que se ha documentado que puede existir lesión del oído interno con la exposición prolongada a ruido de 80 decibeles y superiores.
"Frecuentemente escuchamos sonidos en la calle no necesariamente continuos, pero sí intermitentes y de gran intensidad, como ciertas motocicletas o los camiones que frenan con motor.
"Son verdaderas agresiones a nuestro sistema auditivo y que pueden provocar lesiones irreversibles", dijo.
Mencionó que cuando se percibe un zumbido después de exponerse a un ambiente sonoro agresivo, es un síntoma de que el oído fue lastimado; aunque el problema puede ser transitorio y desaparecer en horas o días, pero podría permanecer el resto de la vida.
Por Arturo Sierra, Periódico Reforma, 20 de Mayo del 2013